Miguel Tiquiram Túm
Aldea Cecilia, Cunén, Quiché, Guatemala
Edad 42 años
“Creyeron en nosotros y nos dieron el dinero para la siembra”.
En un espacio de 18 mil metros cuadrados de terreno don Miguel Tiquiram cuida su cosecha de ejote, tomate y jocote o jobo -como se le conoce en otros países-, tiene crianza de cerdos, ovejas, gallinas y tiene un caballo, el cual utiliza para trasladarse a algunas comunidades.
Junto con su esposa e hijos son los encargados de sembrar y vender el producto que los ha sostenido por más de una década. Alcanzar todo lo que tiene ahora no fue fácil, especialmente porque el terreno con el que cuentan está en una hondonada de complicado acceso.
La cosecha que le da su terreno es tan abundante, que vende y exporta a través de la Cooperativa Cuatro Pinos, en donde vende el producto por precio de 400 quetzales (51.2 dólares) el quintal y logra cosechar 300 quintales de hortalizas. Feliz cuenta cómo lo que siembra en su tierra llega a otros países.
Su relación con los microcréditos inició en el año 2006. Junto a un grupo de personas realizó su primer crédito de Q1,000 ($129 dólares) a la Fundación del Centavo -FUNDACEN-. Adquirir ese dinero les permitió comprar semilla, sembrar y vender ejote, tomate y maíz. durante 16 años.
Don Miguel realizó 12 créditos con la institución, recibió capacitación, compró un poco más de terreno y empezó a prosperar. Su crédito más alto ha sido de Q11,000 ($1,400 dólares). Su último crédito fue del 2021 al 2022.
El 2020 fue de reto porque el Covid-19 afectó la venta. Poco a poco se recuperó y es un microempresario que se mantiene al día en sus cuotas, comenta que a pesar de que los precios del maíz y el mal clima afectan la cosecha, su terreno no ha dejado de dar frutos.
Cuando algunas personas le preguntan cómo hace para tener dinero, él responde que ha crecido gracias a la confianza que le ha dado FUNDACEN a través del microfinanciamiento y anima a las personas a producir también para el bienestar de sus familias.